martes, 23 de octubre de 2018

Autobiografia y preguntas del plan de vida.


Mi autobiografía
Yo me llamo Maritza Jazmín Domínguez Reyes, soy de la Comunidad Temascaltepec, nací en Toluca de Lerdo, el día 26 de abril del 2003 a las 10:05 p.m. Mis padres son Fernando Domínguez Carranza y Norma Reyes Sánchez, tengo una hermana y un hermano. Mi hermana es la mayor se llama Brenda Domínguez Reyes y mi hermano menor se llama Luis Fernando Domínguez Reyes. Me bautizaron al año el 26 de diciembre del 2004, a los 4 años me inscribieron al kínder en Comunidad, a los 6 años salí del kínder y enseguida me inscribieron a la primaria “ Revolución” el primer año recuerdo que fue muy complicado porque tuve que aprender a leer, bueno en fin estuve 6 años en la primaria a los 10 años hice mi primera comunión en la iglesia de la Sagrada Familia, a los 12 años salí de la primaria también realice mi confirmación a los 12 años en la Parroquia de la Sagrada Familia, enseguida entre a la secundaria en la escuela “Luisa I Campos de J Cantú”, el primer año fue un poco difícil pero me pude acostumbrar en la forma de cómo se trabajaba ahí, además conocí nuevas personas no fui muy sociable el primer año, pero en segundo año comencé a llevarme más con mis compañeros y tuve nuevos y más amigos, mi forma de pensar y actuar cambio bastante, en tercero me di cuenta que ya solo quedaba 1 año para convivir con mis compañeros y con mis amigos, tenía 6 amigos los cuales sigo queriendo a pesar de que ya no estamos juntos todos. Ellos bien sabían que me gustaba y que no, como actuaba cuando me molestaba algo y al parecer yo también los conocía bien. Bueno, en fin, cuando me dijeron que ya comenzaríamos a ver en qué escuela estudiaríamos comencé a estudiar para el examen y también disfrute mis últimos meses con mis compañeros. Ahora estoy en el CECYTEM Plantel Temascaltepec, en el cual he conocido nuevas personas, tengo nuevos amigos y nuevas amigas aparte de los que ya tenía, me he dado cuenta como son las personas nuevas que he conocido, pero me alegra que hasta ahora no he tenido problemas con nadie.



¿Quién soy?
Yo soy Maritza Jazmín Domínguez Reyes, tengo 15 años de edad, estudio en el CECYTEM Plantel Temascaltepec, voy en primer semestre, me considero una persona alegre, sociable, me gusta platicar, conocer nuevas personas, soy respetuosa, responsable y honesta o al menos eso me considero, me gusta hacer manualidades, escuchar música, estar con mi familia y amigos, también soy divertida me gusta mucho la diversión, me gusta jugar, platicar acerca de algo interesante, alegre o emocionante de algún tema de interés, me gusta compartir momentos especiales con las personas que más quiero y también me gusta estar con las personas que realmente necesitan de mi apoyo o quieren estar conmigo.  



¿Quién quiero ser?
Quiero ser una persona cumplida, y muy pero muy responsable, quiero poner más empeño en las cosas que realizo, quiero aprender cosas nuevas y buenas para mi vida, cosas que me dejan enseñanzas y  que me ayuden a comprender todo y a superarme, quiero ser una mejor hija y una mejor estudiante, quiero poner más empeño para aprender más cosas nuevas, quiero tener un buen promedio quiero seguir estudiando, quiero tener una profesión y demostrarle a las personas que puedo con eso y con mas, también quiero que mis padres me vean que cuando termine una profesión y que sepan que no se equivocaron al apoyarme, al motivarme para salir adelante, quiero ser una enfermera y quiero lograrlo, y sé que así será.


3 relatos originales y 3 redactados por mi.



La casa de los espejos.
En Cádiz (España) en la parte antigua de la ciudad, cerca de la Alameda, frente al monumento del marqués de Comillas junto al mar se sitúa una antigua casa abandonada de la cual cuentan ser una casa encantada. En la casa de los espejos vivió un capitán de barco con su esposa y su hija; la hija le pedía a su padre cada vez que volviese de algún viaje este le trajese un espejo. La hija fue creciendo y se convirtió en una bella joven, además era una hija ejemplar, ante tanta graciosidad el padre solo tenía ojos para ella. Pasaron y pasaron los años y su padre seguía regalándole espejos llegando a tener una gran colección compuesta por espejos de muchos lugares del mundo. La madre ante estos caprichos y la poca atención que recibía por parte de su marido discutían día a día con su hija cuando este se encontraba de viaje, era tan grande la envidia que en uno de los viajes enveneno a su hija para así obtener la absoluta atención de su marido.
Al llegar el padre, de su esposa le dijo que su hija había padecido una grave enfermedad y había muerto. El padre enloquecido no podía creer que su ojito derecho había muerto y arremetía contra todo, cuando entonces vio reflejado en los espejos la muerte de su hija y el envenenamiento por parte de su madre. Al saber lo que realmente ocurrió logro que su esposa confesara, fue encarcelada muriendo al tiempo; el esposo se marchó de la casa para no volver jamás. La casa desde ese momento hasta el día de hoy continúa inhabitada. Al entrar en esa casa un escalofrió te recorre el cuerpo y a veces se puede escuchar llantos de una niña que fluye desde el piso de arriba, donde se encontraba la habitación de la niña, la cual aún posee sus paredes cubiertas por espejos intactos que a veces dejan de reflejar tu reflejo. Varias personas que han estado al interior de esa casa y en habitación de la niña a sensación es realmente inquietante.




El viaje. 
Los dos jóvenes luego de arrebatarle la cartera a la anciana descienden corriendo por la boca del subte, observan cuidadosamente al guardia y asegurándose de no ser vistos saltan los molinetes, corren escaleras abajo riendo victoriosos hasta llegar al andén y allí esperan.
Estaban tan llenos de energía que no podían mantenerse quietos como si sus pies no tocaran el suelo. Agitados, movían sus cabezas tratando de ver si alguien venia por ellos mientras sus manos temblorosas y sudadas se repartían el poco dinero robado uno de os dos arrojaba la humilde cartera a un lado de las vías.
Sienten una vibración intensa y un fuerte ruido, mientras ven la luz acercarse a toda velocidad uno de ellos decía aliviado: Ahí viene
Segundos después el subte de detiene delante de ellos como invitándolos a entrar. Se apresuran a subir ubicándose en el último asiento del ultimo vagón para no llamar la atención.
Escuchan la chicharra que indican la partida, las puertas se cierran y la maquina avanza, entonces uno de los jóvenes alardea: ¡Uh! Como zafamos, lástima que es poca guita.
A estos su compañero le contesta no importa, ahora que bajamos hacemos otra y ya está.
En ese momento llegan a una estación, pero el subte pasa sin detenerse, ellos no parecen darse cuenta, luego se levanta y esperan juntos a la puerta.
Llegan a otra estación, pero el subte tampoco se detiene, se inquietan, notan que no hay nadie en el vagón, así que avanzan a la siguiente, pero tampoco encuentran pasajeros, así corren a lo largo del subte vacío, hasta llegar al vagón guía.
La cabina del conductor está cerrada, golpea y gritan, pero nadie responde, patean la puerta, pero no se abre, las ventanillas parecen selladas. Se desesperan están atrapados.
Ven pasar las estaciones mientras gritas y hacen ademanes, pero la gente no los mira, no parece notar la máquina que pasa sin detenerse, cansado uno de ellos se sienta y le dice al otro que continuaba pateando las puertas:
-         En algún monteo vamos a llegar a la terminal y va a tener que parar.
-         El otro lo mira y con tono preocupado le pregunta: ¿y si no para?
-         El miedo y los nervios por no entender lo que ocurría los lleva a discutir entre ellos.
-          ¿Qué decís?
-          ¡Acá no hay nadie!
-         ¿Y quién maneja?
-         Yo que sé, ¿y si choca?
 Se miraron fijamente un momento en absoluto silencio y luego corrieron despavoridos al último vagón creyendo que ese sería el lugar más seguro si el choque daba a lugar.
Se acomodaron a esperar el impacto, mientras el subte avanzaba, pero nada ocurría, se preguntaban:
-         ¿Cuánto falta?
-         No se
Pasaba el tiempo ya la pregunta era la misma ¿Cuánto falta?
Entonces uno de ellos dijo:
-         Algo está mal.
Y no volvieron hablar, temían hacer la pregunta porque ya sabían que nunca llegarían, que no habría ningún choque y que el subte no se detenía.
La máquina aun avanza rugiendo incansable por los eternos y oscuros túneles, los jóvenes solo pueden ver de tanto en tanto alguien rostro lejano en alguna estación sin nombre.
Extraños que no los ven, estaciones que se vuelven cada vez más parecidas. Pero mientras las vías sigan extendiéndose delante de ellos solo les quedara esperar.


Sarah y Jennifer.
Esta historia paso hace muchos años en un lugar alejado de la ciudad, en un pueblo de Nueva Jersey (EEUU)… No se sabe si lo que paso fue verdad o si es solo una leyenda; pero los inquilinos que ahora viven en la casa donde ocurrió la desgracia dicen que a veces por las noches oyen los gritos de una chica, de voz parecida a la de la primera, pero más bonita y clara, como si fueran la voz de las dos hermanas adolecentes. Bueno; el caso es que, hace 40 o 50 años atrás, en una casa grande de un pueblo de Nueva Jersey, vivía un feliz matrimonio con dos hijas de la misma edad, Sarah y Jennifer, unas adolecentes de 16 y 17 años (Jenniffer era la mayor).
Era una familia que lo tenía todo: amor, bastante dinero… los padres creían que eran la familia perfecta, pero ignoraban algo respecto a sus hijas: el gran odio que Sarah sentía hacia Jenniffer. Le tenía una gran envidia a su hermana: ya que era más guapa, más alta, tenía más suerte en los chicos, era admirada por todos, tenía una voz más bonita, era las más popular, era la mayor de ellas dos… pero había algo que Sarah envidiaba muchísimo de Jennifer, mucho más que cualquier otra cosa: sus ojos. Jenniffer no era vanidosa no soberbia, pero no pido evitar decir que sus ojos eran du mayor orgullo, estaba orgullosísima de ellos, no paraba de alucina ron sus ojos, y es que eran perfectos: de un azul precioso, brillantes… y todos la admiraban por eso todo el mundo le comentaba que tenía unos ojos preciosos.
El caso es que Sarah se quedó pensando en su cuarto sobre cómo podría destruir a su hermana Jennifer, ya que la odiaba mucho, y se le ocurrió una idea bastante cruel y sanguinaria, aunque no era raro porque Sarah se estaba volviendo loca y enferma mental. Su principal objetivo era hacer que los ojos de Jenniffer dejaran de molestarla con su belleza y que de paso Jennifer dejara de ser la mejor en todo. Mientras Sarah se quedó en la casa preparando y materializando su plan, Jenniffer estaba dando la vuelta con las amigas por la ciudad, y los padres se habían idea al cine y al teatro, así que fue la ocasión perfecta para trazar su plan sin que nadie la viera.

La casa de los Espejos.
Introducción: Cuenta la historia en Cádiz (España) en la parte antigua de la ciudad, cerca de la Alameda, frente al monumento del marqués de comillas junto al mar se sitúa una antigua casa abandonada de la cual cuentan ser una casa encantada. En la casa de los espejos vivo un capitán de barco con su esposa y su hija; la hija le dependía a su padre que cada vez que volviese de algún viaje este le trajese un espejo, la hija fue creciendo y ella se convirtió en una bella joven, además era una hija ejemplar, ante tanta grandiosidad el padre solo tenía ojos para ella.
Desarrollo:  Pasaron y pasaron y pasaron los años y su padre seguía regalándole espejos, llegando a tener una gran colección compuesta de muchos espejos de muchos lugares del mundo. La madre ante esos caprichos la poca atención que recibía por parte de su marido discutía día a día con su hija cuando este se encontraba de viaje, era tan grande la envidia que en unos de los viajes enveneno a su hija para así obtener la absoluta atención de su marido.
Al llegar el padre, su esposa le dijo que su hija había padecido una grave enfermedad y había muerto. El padre enloquecido no podía creer que su ojito derecho había muerto y arremetía contra todo, cuando entonces vio reflejado en los espejos la muerte de su hija y el envenenamiento por parte de su madre. Al saber lo que realmente ocurrió logro que su esposa confesara, fue encarcelada muriendo al tiempo; el esposo se marchó de la casa para no volver jamás.
Conclusión: La casa desde ese momento hasta el día de hoy continúa inhabitada. Al entrar en esa casa un escalofrío te recorre el cuerpo y a veces se pueden escuchar llantos de una niña que fluyen desde el piso de arriba, donde se encontraba la habitación de la niña, la cual aún posee sus paredes cubiertas por espejos intactos que a veces dejan de reflejar tu reflejo. Varias personas que han estado al interior de esa casa y en la habitación de la niña la sensación es realmente inquietante.  

El viaje.
Introducción: Cuentan que dos jóvenes luego de arrebatarle la cartera a la anciana descendieron corriendo por la boca del subte, observan cuidadosamente al guardián y asegurándose de no ser vistos saltan los molinetes, corren escaleras abajo riendo victorioso hasta llegar al andén y allí esperar. Estaban tan llenos de energía que no podían mantenerse quietos, como si sus pies tocaran el suelo. Agitados, movían sus cabezas tratando de ver si alguien venia por ellos, mientras sus manos temblorosas y sudadas se repartían el poco dinero robado uno de los dos arrojaba la humilde cartera a un lado de las vías. Sienten una vibración intensa y un fuerte ruido, mientras ven la luz acercándose a toda velocidad uno de ellos dice aliviado: Ahí viene, segundos después el subte se detiene delante de ellos como invitándolos a entrar. Se apresuran a subir ubicándose en el último vagón para no llamar la atención.
Desarrollo: Escuchan la chicharra que indica a partida, las puertas se cierran y la maquina avanza, entonces uno de los jóvenes alardea: ¡Uh! Como zafamos, lástima que es poca guita. A esto su compañero le contesta: no importa, ahora que bajemos hacemos otra y ya está. En ese momento llega a una estación, pero el subte pasa sin detenerse, ellos no parecen darse cuenta, luego se levantan y esperan junto a la puerta. Llegan a otra estación, pero el subte tampoco se detiene, se inquietan, notan que no hay nadie en el vagón así que avanzan al siguiente, pero tampoco encuentran pasajeros, así corren a lo largo del subte vacío hasta llegar al vagón guía. La cabina del conductor está cerrada, golpean y gritan, pero nadie responde, patean las puertas, pero no se abren, las ventanillas parecen selladas. Se desesperan, están atrapados. Ven pasar las estaciones mientras gritan y hacen ademanes, pero la gente no lo mira, no parecen notar la máquina que pasa sin detenerse. Cansado, uno de ellos se sienta y le dice al otro que continuaba pateando las puertas:
-En algún momento vamos a llegar a la terminal y va a tener que parar.
 -El otro lo mira y con tono preocupado le pregunta: ¿y si no para?
-El miedo y los nervios por no entender lo que ocurría los lleva a discutir entre ellos.
- ¿Qué decís? - ¡Acá no hay nadie! - ¿y quién maneja? -Yo que se ¿y si choque?
Conclusión: Se miraron fijamente un momento en absoluto silencio y luego corrieron despavoridos al último vagón, creyendo que ese sería el lugar más seguro si el choque daba lugar. Se acomodaron a empezar el impacto, mientras el subte avanzaba, pero nada ocurría, se preguntaban: - ¿cuánto falta? – No sé. Pasaba el tiempo y la pregunta era la misma ¿Cuánto falta? Entonces uno de ellos dijo. – Algo está mal.
Y no volvieron a hablar, temían hacer la pregunta por qué ya sabían que nunca llegarían, que no habría ningún choque y el subte no se detendría. La máquina aun avanza rugiendo incansable por los eternos y oscuros túneles, los jóvenes solo pueden ver en tanto algún rostro lejano en alguna estación sin nombre. Extraños que no los ven, estaciones que se vuelven cada vez más parecidas. Pero mientras las vías sigan extendiéndose delante de ellos solo les quedara esperar.











Sarah y Jennifer.
Introducción: Cuentan que esta historia paso hace muchos años en un lugar alejado de la ciudad, en un pueblo de Nueva Jersey (EEUU)…los nuevos inquilinos que ahora viven en la casa donde ocurrió la desgracia dicen que a veces por las noches oyen los gritos de una chica y los llantos de otra chica, de voz parecida a la de la primera, pero más bonita y clara, como si fuera las voces de dos hermanas adolecentes.
Desarrollo: Bueno: el caso es que, hace 40 o 50 años atrás, en una casa grande de un pueblo de Nueva Jersey, vivía un feliz matrimonio con dos hijas de la misma edad, Sarah y Jennifer, unas adolescentes de 16 y 17 años (Jennifer era la mayor). Era una familia que lo tenía todo; amor, bastante dinero… los padres creían que eran la familia perfecta, pero ignoraban algo respecto a sus hijas: el gran odio que Sarah sentía hacia Jennifer. Le tenía una gran envidia a su hermana; ya que era más guapa, más alta, tenía suerte con los chicos, era admirada por todos, tenía una voz más bonita, era la más popular, era la mayor de ellas dos… pero había algo que Sarah envidiaba muchísimo a Jennifer, mucho más que cualquier otra cosa: sus ojos. Jennifer no era vanidosa ni soberbia, pero no podía evitar decir que sus ojos era su mayor orgullo, estaba orgullosísima de ellos, no paraba de alucinar con sus ojos, y es que eran perfectos: de un azul claro precioso, brillantes… y todos la admiraban por eso, todo el mundo le comentaba que tenía unos ojos preciosos. 
Conclusión: El caso es que una tarde Sarah sobre cómo podría destruir a su hermana Jennifer, ya que la odiaba mucho, y se le ocurrió una idea bastante cruel y sanguinaria., aunque no era raro porque Sarah estaba volviéndose loca y enferma mental. Su principal objetivo era hacer que los ojos de Jennifer dejaran de molestarla con su belleza, y que de paso Jennifer dejara de ser la mejor en todo. Mientras Sarah se quedó en la casa preparando y materializando su plan, Jennifer estaba dando una vuelta con las amigas por la ciudad, y los padres se habían ido al cine y al teatro, así que fue la ocasión perfecta para trazar su plan sin que nadie la viera y tuvo la oportunidad de aplicar su plan.